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EN LA PRENSA


MANUEL C. DIAZ
Especial/ El Nuevo Herald- Domingo-Dec 17, 2000

La editorial Betania es una de las pocas que se ha ocupado, fuera de los Estados Unidos, de publicar poesía cubana. No es nada nuevo; ya hace tiempo que lo viene haciendo. Siempre dentro de un marco de rigurosa selección artística, Felipe Lázaro, su director, se ha encargado de divulgar lo mejor de las dos orillas. En ocasiones, la calidad de las entregas ha sido excepcional.

Una prueba de ello es la reciente publicación del poemario Hombre Familiar o monólogo de las confesiones, de Ismael Sambra, un libro de condición casi antológica que se resiste a desaparecer. No en balde resultó finalista en el Premio Casa de las Américas de 1984.

Casi 20 años después de haber sido escrito, estos tremendamente logrados poemas resurgen con la misma nitidez de entonces. “Porque te dejo ir/ me resultas ausente/ porque llegaste roca hasta mi frontera/ al espejo en que vago/ te has echo nudo en mi centro”. Pero no es sólo su calidad lo que los hace valiosos; estos poemas tienen, además, el valor de haber sido de los primeros en desprenderse del tono apologético de la poesía cubana de aquellos tiempos.

Sambra los escribió consciente de que su obra debía apartarse de “lo oportunista y circunstancial”, retomar el camino de la verdadera poesía y explorar aspectos de su intimidad como ser humano. Así, el falso tono épico de las gestas imaginarias, le cedió el turno a la hermosa simplicidad de lo cotidiano: “A las seis de la mañana/ hay un barco que abre sus bodegas/ en los muelles de Santiago”.

Ismael Sambra (Santiago de Cuba, 1947), fue condenado en 1993 a 10 años de privación de libertad por escribir panfletos contra el régimen de Fidel Castro. Liberado en 1997 por gestiones del gobierno canadiense a pedidos del PEN CLUB de Canadá, reside desde esa fecha en Toronto y trabaja como Escritor en Residencia en York University.