POETICA PRIMERA*
Anduvo mi nave al pairo después de la tormenta
mi nave que vino desde el fondo y no temió a la lluvia.
Anduvo mi nave que llega a este concierto del hombre.
Quiero decir que mi mano sostiene el hueco del machete y su empuñadura,
que traigo mi mano hinchada de izar la vela hasta el infinito,
que mi mano arrastra su desnudez y su trofeo. Mejor dicho,
que llegó desde el indio y el negro y tocó la tierra.
Digo que mi nave, que es mi cuerpo haciéndose en cada ventolera,
vino desde el fondo. Y ya traigo no sólo un verso intranquilo
para hablar de los muelles y sus descargas humanas,
para hablar de la cicatriz de la piel y el ancla de los barcos negreros.
Ahora me meto en la herrumbre de las bisagras y sus puertas coloniales
y salgo por el humo que recoge la pared de la fábrica.
Estoy diciendo que toco profundo a la hora de las comidas
y construyo la mesa.
Estoy diciendo que nací del mismo grito de la madre
que cavó la fosa del hijo...
Digo que salgo y voy con el humo porque vengo de lo profundo.
Está bien que el canto del pájaro derrumbe el silencio.
Está bien que el sol perezca las sombras y proclame su vuelta.
Está bien que las campanasY
Llegará el día en que todos los hijos toquen la misma
cuerda,
llegará en que sea la misma sirena.
Me comprometo ahora con esta sensación
de estarlo quemando todo con mi beso. Me comprometo
con ese pájaro que me avisa
con ese sol que me despierta
con esa nube que no aguanta más la lluvia.
Me comprometo y zarpo siempre en mi nave desde el fondo de mi isla.
Para hablar no traigo sólo el verso.
* Publicado en Nuestro Pan, Colección Plegables # 18, 1977,
con otro título: "Para hablar de la revolución".
El editor lo cambió por considerar el poema demasiado ambiguo.
Publicado luego con su título original "Poética
primera", en la revista Heredia No. 41-48, Junio 1977-Enero 1978
Título: Poética primera Artista:
Maurice Sambra
|
|
PARA ESTA MUJER QUE CRECE SOBRE
LA TIERRA
Se ha puesto linda esta mujer
que beso entre las sábanas.
Se ha puesto oloroso su pelo y dulce
sus manos.
En la piel erizada le revienta el sudor.
La mujer cultivada por el día en una fábrica
y en la noche
por esta rica combinación
sobre la máquina y la cebolla de sus manos.
Viene con el olor del algodón mojado
y alguna fibra sobre el cabello y me trae
espuelas para el beso.
A esta mujer se le están poniendo gordas las piernas
y anchas las caderas.
Su abrazo tiene otro sabor.
Sus ojos ya no tiemblan: me besan y me hablan.
Sincera mujer de agua y jabón
que se agiganta
y deposita el mismo sudor sobre la almohada.
Mujer del color de maicena,
calurosa mujer, madre de dos hijos,
trabajadora sin par
Título: Para esta mujer que crece sobre la tierra
Artista: Maurice Sambra
|